
El ayuntamiento de Porto do Son, parroquia de Baroña, A Coruña, acoge uno de los castros mejor conservados en Galicia.
Se encuentra a pie mar, sobre una pequeña península y, durante el siglo I a.C., las gentes que lo habitaron vivían en unas 20 viviendas en forma circular dentro de unas murallas con carácter defensivo. Existía también un foso. Entre ambos elementos se estructuraba el emplazamiento del castro: un cubo defensivo se encontraba a la derecha de la entrada donde al mismo tiempo se estrechaba el muro que encerraba, muy probablemente, todo el castro.
Un camino conduce hacia un alto donde se pueden encontrar más construcciones.
Se presume que el asentamiento debió de ser autosuficiente: el aprovisionamiento tanto de agua como de alimento, fundamentalmente pescado y moluscos, provenía de las inmediaciones del castro. Se han encontrado al mismo tiempo restos de piezas elaboradas como metales, piedras y tejidos.
Se excavó por primera vez en 1933 y se finalizó su consolidación en 1984.
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