Debemos concebir el castrexo como una realidad cultural propia y autóctona del noroeste peninsular desarrollada durante un largo período de tiempo que a rasgos generales podemos encuadrar entre finales de la Edad de Bronce y la Romanización. Como su propio nombre indica, uno de los elementos esenciales de esta cultura es el castro, su yacimiento por excelencia. Así pues la génesis de este nuevo tipo de asentamiento debemos concebirla como la evidencia material del gran cambio que supone el desarrollo de la cultura castrexa.

sábado, 24 de abril de 2010

CASTRO DE BAROÑA


El ayuntamiento de Porto do Son, parroquia de Baroña, A Coruña, acoge uno de los castros mejor conservados en Galicia.

Se encuentra a pie mar, sobre una pequeña península y, durante el siglo I a.C., las gentes que lo habitaron vivían en unas 20 viviendas en forma circular dentro de unas murallas con carácter defensivo. Existía también un foso. Entre ambos elementos se estructuraba el emplazamiento del castro: un cubo defensivo se encontraba a la derecha de la entrada donde al mismo tiempo se estrechaba el muro que encerraba, muy probablemente, todo el castro.
Un camino conduce hacia un alto donde se pueden encontrar más construcciones.
Se presume que el asentamiento debió de ser autosuficiente: el aprovisionamiento tanto de agua como de alimento, fundamentalmente pescado y moluscos, provenía de las inmediaciones del castro. Se han encontrado al mismo tiempo restos de piezas elaboradas como metales, piedras y tejidos.
Se excavó por primera vez en 1933 y se finalizó su consolidación en 1984.

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